Tal y como se ejecuta esta iniciativa, ni se pueden considerar presupuestos (apenas un millón de euros destinados a financiar un puñado de proyectos), ni son sinónimo de participación, ya que lo que se vota mayoritariamente son necesidades que deben considerarse como obligaciones cotidianas del Ayuntamiento de Leganés. "¿No es ridículo que los vecinos elijan entre poner un paso de cebra aquí o allí si en ambos sitios es prioritario?
Una vez finalizadas las "votaciones" de los presupuestos participativos se denuncia que si bien la idea en sí es elogiable y se reconoce el esfuerzo de los técnicos municipales y la implicación de buena fe de muchos vecinos, sin embargo, el enfoque político es claramente erróneo y demagógico, porque no se puede dejar al azar de una votación el cumplimiento de deberes municipales. Es absurdo votar la colocación de bolardos en pasos de peatones o la instalación de un baño público en los parques (ya aceptado en un ruego presentado por ULEG en pleno), porque son medidas de sentido común y para asumirlas de oficio. Se deberían votar alternativas o cuestiones estratégicas de fondo como, por ejemplo, el aprovechamiento o destino de los espacios públicos, o la ubicación de las antenas de telefonía móvil, pero no el poner un paso de cebra aquí o allá.
Para Carlos Delgado, portavoz y concejal de ULEG, "una vez más se ha puesto de manifiesto que el gobierno local prima la propaganda sobre los hechos. ¿Cómo se puede hablar de apostar por la participación vecinal si se deja en sus manos la ridícula cifra de 1 millón de euros, menos del 0,5% del presupuesto municipal? En cambio, ¿Cuánto se ha destinado en mandar cartas de autobombo a los vecinos? ¿Cuánto nos hemos gastado en privatizar la gestión del proceso participativo? Es más, si recordamos que sólo en toros nos hemos gastado este año la cifra de 140.000 euros, no cabe duda que hablar de presupuestos participativos se antoja un chiste, un timo, una pantomima o una burla".
Delgado recalcó que el gobierno tuvo hace meses la posibilidad de apostar por la verdadera participación ciudadana, sin embargo, se comprobó que cuando hay que demostrar las ideas de "izquierdas" se les ve el plumero, como cuando rechazaron crear un mecanismo de participación a la hora de adquirir y ubicar el patrimonio escultórico para poner coto a los "engendros metálicos" de las rotondas o se opusieron frontalmente a una iniciativa de ULEG que reclamaba que los propios vecinos eligieran el modelo de ciudad que querían en el próximo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). "Ahí acreditaron que prefieren cocinar el Urbanismo de Leganés con los caciques y los especuladores".